¿Cuánto Vale el Perú? ¿Conoces cuánto del patrimonio peruano está en grave riesgo de perderse?

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Entre el 10% y el 20% del patrimonio peruano -es decir, aproximadamente US$ 150 mil millones- desaparecería si un megasismo de 8.8 Mw golpea Lima.

Raúl Delgado Sayán UNI 1966. CIP 9927
Presidente Directorio CESEL S.A.

Imagina por un momento que todo lo que has construido o es fundamental en tu vida —tu casa, tu negocio, las escuelas de tus hijos, los hospitales donde te atiendes— se desploma en segundos. Imagina que el suelo tiembla y se sacude sin respetar nada ni a nadie, llevándose por delante años de esfuerzo, sueños y vidas. Ahora, detente y piensa: ¿Qué tan preparado está el Perú para que eso no pase? La respuesta es tan cruda como preocupante: no lo estamos. Nuestro patrimonio, esa riqueza tangible que sostiene nuestra economía y nuestra vida diaria, está en la cuerda floja, y nadie parece querer hacer algo serio al respecto para prevenirlo y mitigarlo.

El Perú tiene un patrimonio nacional (privado + público) valuado entre 1.2 y 1.5 billones de dólares (millones de millones), cifra que el suscrito siempre ha estimado y hecha pública en varios artículos y conferencias, y que hoy en día tienen el respaldo global de la Big Data, según estimaciones de la IA (DeepSeek y Copilot). Es una cifra impresionante, ¿verdad? Seis veces más grande que nuestro Producto Bruto Interno (PBI) anual. Hablamos de carreteras, puentes, edificios, puertos, aeropuertos, sistemas de agua y electricidad, etc.: todo eso que hace que el país funcione, que genera riqueza, que atrae inversiones y que nos da estabilidad.

Pero aquí viene el dato que debería quitarnos el sueño: entre el 10% y el 20% de ese patrimonio —es decir, de 120 a 150 mil millones de dólares— podría desaparecer en un abrir y cerrar de ojos si un megasismo como el pronosticado de 8.8 Mw golpea Lima. Y esto no es una exageración ni un escenario de ciencia ficción: vivimos en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas más sísmicas del planeta, donde ocurren más del 80% de los sismos a nivel mundial.

Entonces, ¿por qué seguir actuando como si esto no fuera con nosotros? ¿Por qué el presupuesto para prevenir desastres es ínfimo frente a lo que está en juego? El Presupuesto de la República para 2025 apenas destina un porcentaje de 0.8% para obras de prevención. No podemos estar esperando que el desastre nos dé un tremendo golpe para recién empezar a actuar.

Y no es solo una cuestión de sismos: fenómenos como El Niño y ciclones como Yaku nos han mostrado, una y otra vez, lo vulnerables que somos. Sin embargo, seguimos atrapados en una mentalidad reactiva y no preventiva: lloramos las pérdidas, reconstruimos a medias y cruzamos los dedos para que no vuelva a pasar. Pero lamentablemente siempre vuelve a pasar.

Un patrimonio en jaque

Ese patrimonio de 1.2 a 1.5 billones de dólares no es solo un número en un papel. Es la base de nuestro futuro. Son los hospitales que salvan vidas, las carreteras que conectan mercados, las escuelas que forman a las próximas generaciones. Si lo perdemos, no solo perderemos concreto y acero; perderemos la capacidad de crecer, de competir, de salir adelante. Pero hay un problema: no estamos cuidándolo.

La brecha de infraestructura en Perú, estimada en 150 mil millones de dólares para nuevos proyectos, no refleja toda la historia (1). Esa estimación solo mira hacia adelante, hacia lo que falta construir. ¿Y qué hay de preservar lo que ya tenemos?

Esa brecha tiene dos caras que es preciso distinguir. La Brecha Pasiva es cómo está nuestro patrimonio actual comparado con otros países. ¿Qué tan lejos estamos de alcanzar los estándares de calidad y seguridad de nuestros vecinos y otros países de desarrollo medio? Estamos rezagados, y no es ningún secreto: nuestras construcciones, en muchos casos, no cumplen estándares modernos de resistencia sísmica.

Luego está la Brecha Dinámica, que incluye el mantenimiento de lo que ya existe y las obras para protegerlo ante sismos, inundaciones y otros fenómenos naturales extremos. Si no reforzamos lo que tenemos, un sismo muy fuerte podría borrar décadas de progreso en minutos. Imagina perder 150 mil millones de dólares de la noche a la mañana. Es más que el costo de reconstruir: es un golpe del que tardaríamos generaciones en recuperarnos.

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