
La infraestructura, que unirá Ayacucho y Cusco, mejorará significativamente la transitabilidad en el sur del país, beneficiando a más de 60 mil ciudadanos. Con la finalización del estudio definitivo, se dará inicio a las gestiones para la convocatoria pública, que seleccionará a la empresa encargada de la construcción del puente.
El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), a través de Provías Nacional, culminó el estudio definitivo para la construcción del Puente San Francisco, una obra clave para mejorar la conectividad entre las regiones de Ayacucho y Cusco.
Importancia del nuevo puente en la Red Vial Nacional
Este proyecto es fundamental para la ruta nacional La Quinua – Tambo – San Francisco, ya que permitirá cruzar el río Apurímac, uniendo dos regiones estratégicas. La infraestructura mejorará significativamente la transitabilidad y la seguridad vial, beneficiando a miles de ciudadanos.
Con la finalización del estudio definitivo, se dará inicio a las gestiones para la convocatoria pública, que seleccionará a la empresa encargada de su construcción .
Características técnicas
El Puente San Francisco será una moderna infraestructura de 597.82 metros de longitud, complementada con:
- 1,161.93 metros de acceso izquierdo.
- 690.71 metros de acceso derecho.
En total, el proyecto abarcará 2,450.46 metros de obra, garantizando un tránsito más seguro y eficiente.
La estructura será de concreto con doble arco metálico, con las siguientes especificaciones:
- Calzada de doble vía de 6.60 metros de ancho (cada vía de 3.30 metros).
- Accesos pavimentados con estructuras reforzadas.
- Viaducto adicional para mayor seguridad y durabilidad.
- Pasarelas peatonales en ambos extremos para el tránsito seguro de los ciudadanos.
Beneficios para la población de Ayacucho y Cusco
La nueva infraestructura reemplazará al puente actual, que presenta limitaciones que afectan la seguridad y el flujo vehicular. El proyecto beneficiará directamente a 65,593 ciudadanos de las provincias de La Mar (Ayacucho) y La Convención (Cusco).
Entre los principales beneficios destacan la reducción de los tiempos de viaje, facilitando el transporte de pasajeros y carga; la mejora de la seguridad vial, con una infraestructura moderna y resistente al aumento del caudal del río Apurímac, especialmente en temporada de lluvias; y el impulso al desarrollo económico y social, al mejorar la conexión entre regiones clave para el comercio y el turismo.