
Expertos señalan que se tiene que aplicar medidas para mitigar daños ante posible sismo como reforzar estructuras de casas en los cerros.
El 70% de casas de Lima se ha construido sin licencia municipal, documento que garantiza la adecuación de la edificación, por lo que son altamente vulnerables ante los sismos, advierte el ingeniero Miguel Estrada Mendoza, investigador del Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (Cismid).
El especialista señala que en Lima hay alrededor de 1,8 millones de viviendas, de las cuales poco más de 1,2 millones son informales. Esto no significa que todas colapsarían, pero sí es necesario evaluar las edificaciones para identificar cuáles deben ser reforzadas y así mitigar el daño ante un eventual sismo.
“Estamos viendo que la tipología constructiva es bastante similar a la de Turquía. Este país, que acaba de atravesar un terremoto que ya ha cobrado la vida de al menos 12.000 personas y dejado a más de 54.000 heridos, también tenía edificios vulnerables», sostuvo.
Cabe destacar que, la mayoría de casas informales se ubica en los distritos periféricos de la ciudad como Puente Piedra, Carabayllo, Comas, Independencia y el Rímac. Asimismo esta San Juan de Miraflores, a la espalda de La Molina y Surco, Villa María del Triunfo, Huaycán, Ate y San Juan de Lurigancho.
De otro lado, José García, vocero del Colegio de Arquitectos Regional Lima, indicó que, si bien el peligro es algo que no se puede impedir, como ocurre con un sismo de gran magnitud, sí es posible actuar sobre la vulnerabilidad. “La combinación del peligro más la vulnerabilidad es la que produce el riesgo”.
¿Qué se debe hacer?
El arquitecto manifiesta que se tienen que realizar obras de mitigación para reforzar las edificaciones y las condiciones de los espacios públicos, porque si hay un desastre no habrá a dónde evacuar. También dice que debe haber vías seguras, rampas de acceso y de seguridad para que la ayuda pueda llegar.
No obstante, para esto faltan recursos económicos, resalta Estrada Mendoza del Cismid. Una opción es el bono de reforzamiento que tiene el Ministerio de Vivienda. A través del Fondo Mivivienda, las familias pueden acceder a este beneficio que reforzará al menos un ambiente dentro del hogar, que suele ser la sala que colinda con el exterior de la edificación.
“Se puede hacer un programa nacional de reducción de riesgo por sismo, el cual contemplaría un incremento al bono de reforzamiento. Esa es una solución”, detalló.
Otra opción es que participe la comunidad. Por ejemplo, en Colombia no se pagaron los impuestos prediales por algunos años con la condición de que esa familia invierta el dinero en el reforzamiento de su vivienda, sostiene Estrada.
“Esto funcionó porque se tuvieron viviendas reforzadas, pero ahí también es muy importante la sensibilización de la población y eso debe hacer la municipalidad. Los gobiernos locales también tienen una responsabilidad muy importante porque son ellos los que gestionan el territorio dentro de su ámbito”.
En caso de que el costo del reforzamiento sea mayor al de una construcción nueva, debe proceder la reubicación de las personas, refiere García. Sumado a ello, señala que actualmente no existe un control de suelo. “Cada quien ocupa donde quiere y las municipalidades no tienen ninguna medida sancionadora y no tienen la capacidad para impedirlo”.
Agrega que otro problema son las leyes que amplían los plazos de regularización de las edificaciones por parte del Congreso. Él considera que “ya tiene que ponerse una línea roja” porque afecta el interés general.
También puedes leer: Terremoto en Turquía: más de 1498 muertos y 2834 edificios destruidos
Sistema de alerta sísmica estaría listo en 2024
El presidente del IGP, Hernando Tavera, sostuvo que ya han terminado de instalar los sensores sísmicos a lo largo de la costa y falta que el Indeci coordine con los gobiernos locales y regionales la instalación de sirenas o bocinas.
Sin embargo, ante el anuncio del Indeci de que recién está empezando estas coordinaciones, el sistema de alerta estaría funcionando dentro de un año y medio. Esta labor debió haberse realizado en paralelo con el IGP, indicó Tavera.
Agregó que los sensores detectan y discriminan si el sismo es grande o pequeño. En caso de ser de gran magnitud, envía una alerta a un centro de control y esta se distribuye en el área urbana. ‘‘Cada segundo es importante’’, concluyó.